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Septiembre 2018

La misión que tenemos como colegio incluye, como bien más directo, formar al hombre perfecto según el modelo de Cristo y esto hace que nuestra labor educativa, que trata de abarcar al hombre entero, a sus amores, se detenga en este mes de manera especial en el amor a la Patria.

Si nos preguntan por el lugar del patriotismo en el decálogo, la respuesta es inequívoca: es parte del cuarto mandamiento, que nos exige honrar al padre y a la madre. Es uno de esos sentimientos que el latín incluye en el término pietas, resaltando la dimensión religiosa subyacente en el respeto y veneración que se debe a los padres, porque representan para nosotros a Dios Creador. Al darnos la vida, participan en el misterio de la Creación y merecen, por tanto, una devoción que evoca la que rendimos a Dios Creador.

“El patriotismo conlleva precisamente este tipo de actitud interior, desde el momento que también la patria es verdaderamente una madre para cada uno. Patriotismo significa amar todo lo que es patrio: su historia, sus tradiciones, la lengua y su misma configuración geográfica. La patria es un bien común de todos los ciudadanos y, como tal, también un gran deber. Como sucede con la familia, también la nación y la patria siguen siendo realidades insustituibles” (“Memoria e identidad”. San Juan Pablo II)

Por eso en el colegio, y como una sola familia, celebraremos nuestras tradiciones, con alegría, con agradecimiento a nuestros mayores y proyectando, desde estas raíces, el futuro de nuestra patria.

Muchas veces nos preguntamos qué acciones sociales estamos haciendo, cuáles son nuestros compromisos con la República y si tratamos de crear conciencia en los jóvenes de la necesidad de compromiso social. Sabemos que todo eso debe arrancar de un verdadero y genuino amor a la Patria hasta llegar a entender lo que san Agustín nos dice en sus confesiones: “Ama a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus padres, a tu Patria; y solamente más que a tu Patria, ama a Dios”.

Y no podemos perder de vista que el bien de nuestra patria, como el bien da cada individuo, de la sociedad, de cada familia, es el vivir en el amor a Jesucristo, y que “el deseo de paz conmueve sin duda el corazón de todos y no hay nadie que no la reclame con vehemencia. Sin embargo, una vez rechazado Dios, se busca la paz inútilmente porque la justicia está desterrada de allí donde Dios está ausente; y quitada la justicia, en vano se espera la paz. La paz es obra de la justicia. (Is 32, 17.)” San Pio X (E supremi apostolatu).

Esperamos poder contar con todos en esta preciosa celebración que sin duda nos lleva a vivir el ideal educativo que, como colegio, tenemos de formar jóvenes, que con la gracia de Dios, conquisten el mundo para Cristo.

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