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Mayo 2017

En este año de 2017 los medios de comunicación nos traen a la memoria grandes acontecimientos históricos; la Revolución Rusa, con su historia de muerte y destrucción de la dignidad del hombre, y la cercanía del fin de la Guerra Mundial, entre otros. Sin embargo, no aparece tanto aquel acontecimiento, crucial en la historia, donde tres niños son regalados por unas apariciones de la Virgen en Fátima.

Nosotros, como colegio, viviremos este mes de mayo pendientes de escuchar y revivir las enseñanzas recibidas del cielo, confirmadas muchas veces por el magisterio de la Iglesia, y por los acontecimientos históricos posteriores.

Cuando vemos a la virgen María conduciendo a los pastorcitos a la santidad (Francisco y Jacinta serán canonizados el 13 de mayo), como educadores nos proponemos imitar y seguir el ejemplo de tan buen maestro, que lleva a su plenitud humana a estos niñitos.
En Fátima, aprendemos a vivir pendientes de Dios, que está muy triste por los pecados de los hombres y quiere ser consolado. La Virgen pide reparar el corazón ofendido de nuestro Dios. Aprendemos a ver que los actos del hombre son importantes en el desarrollo de la historia y que el pecado conduce a la muerte y a la destrucción.

Nuestros alumnos han de comprender que hay ideologías del mal, que atentan contra los derechos de Dios y la dignidad del hombre, que hay una tendencia, guiada por el príncipe de este mundo que es el diablo, en la que el hombre (bien sea como individuo o como colectividad) se coloca en el lugar de Dios para convertirse en Dios y ser adorado en su voluntad, que pretende y que cree omnipotente…
Y aprenderán que la historia no se ha escapado de las manos de Dios. Que por las oraciones de los creyentes se va a terminar la guerra, pero que si no volvemos a Dios por la conversión de los corazones vendrá otra guerra peor (Segunda Guerra Mundial) y que Rusia extenderá sus errores por todo el mundo, que habrá una gran persecución a la Iglesia y al santo Padre, al que vieron caer como muerto (referencia al atentado contra san Juan Pablo II), pero que al final de todo quien triunfará será el Inmaculado corazón de María.

En esta hora de la historia, a los cien años de las apariciones de Fátima, no queremos enseñar un mundo feliz y optimista en el que se niega la acción de las fuerzas del mal que conducen a nuestros jóvenes a la destrucción del pecado y de la muerte, sino que como colegio queremos trasmitir un mensaje de esperanza, no en nuestras capacidades para arreglar el mundo, sino en la promesa de Dios hecha a través de María, y deseamos que todas las familias del colegio en este mes de mayo se unan, como pidió la Virgen en Fátima, rezando el rosario por la paz en el mundo, por la Iglesia y el santo Padre y para ver entre nosotros la tan deseada civilización del amor, el reinado social del corazón de Cristo.

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