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Suspensión de Clases

Queridas familias:

Estamos viviendo tiempos difíciles, que nos han obligado a interrumpir las actividades del colegio. Son también tiempos de gracia y de esperanza cristiana. En ese contexto, tras haberles enviado algunas actividades que permitirán darle continuidad a los aprendizajes iniciados en el colegio, queremos compartir con ustedes algunas reflexiones y criterios respecto del modo en que, como colegio, abordaremos esta situación.

Como ustedes saben, la tarea fundamental del colegio es acompañar a los padres en su tarea educativa. En la situación actual, es necesario enfatizar dos aspectos de esta idea, uno respecto a la educación y el otro, respecto a nuestra responsabilidad con las familias.

En primer lugar, entendemos la tarea del colegio en el contexto de una educación que es mucho más que enseñanza o transmisión de ciencia o conocimiento. Por esta razón, trabajamos directamente con cada alumno en singular, en un esquema de vida que, muchas veces, comunica mucho más que el contenido de una clase. Nuestro colegio propone, sobre todo, una cierta manera de hacer todas las cosas, ante Dios y para nuestros alumnos. Esta manera de vivir la educación no puede ser sustituida por ningún tipo de relación virtual.

Las medidas que iremos tomando durante este periodo y las actividades que propondremos a sus hijos, por lo tanto, no deben ser entendidas como una suerte de colegio “online” o como clases en la casa, sino simplemente como el modo del que disponemos, ciertamente precario, para cumplir nuestra importante responsabilidad respecto del aprendizaje de cada alumno.

De este modo, como un segundo aspecto, entendemos nuestra posición ante las familias del colegio. No queremos regular los tiempos de su vida doméstica, ni tenemos derecho a pretenderlo. La familia es un lugar sagrado, en el que la responsabilidad de los padres no puede ser ni usurpada ni entregada por ellos mismos a otros. La realidad doméstica de una familia es muy distinta a la realidad de un colegio. Si en uno hay orden y uniformidad, la otra es un intenso diálogo de singularidades. No solo no hay timbre, ni recreo, ni rígidos horarios en una casa; el modo en que cada familia pueda y quiera vivir esta crisis solo puede depender de ella misma, según la decisión de los padres. Respetamos profundamente el modo en que cada familia haya decidido enfrentarla. Por esta razón, intencionalmente, nos hemos abstenido de tomar decisiones sobre el horario o los ritmos de trabajo, que solo competen a los padres.

Nuestra tarea como colegio, en consecuencia, no es decirle qué hacer a una familia ni mantener ocupados a sus niños, sino es poner a su disposición los medios para mantener, en la medida de lo posible, la normalidad del aprendizaje de los niños.

Es un tiempo que se hace difícil para las familias. Vivimos momentos de tensión por la vida cotidiana, por el futuro de nuestros familiares y de Chile; hay incertidumbre en el trabajo y los niños están todo el día en casa, muchas veces sin poder salir. Son tiempos que no pueden ser vividos sin Dios. Nuestra primera responsabilidad como familias es la de un profundo discernimiento sobre el sentido de este tiempo que Dios dispone para nosotros, para que cada uno lo viva según su propio juicio y posibilidades.

Las actividades que les propondremos semanalmente a sus hijos intentan entrar en este espíritu. Queremos crear instancias de aprendizaje adecuadas a la realidad de una casa, en la que todo es manifiestamente gratuito, haciéndonos cargo, sin embargo, del hecho ineludible de que esa gratuidad se va diluyendo en la medida en que avanzamos a los cursos superiores, que son objetivamente más difíciles y adquieren un sentido más utilitario. El trabajo de la Media, por lo tanto, será más semejante al del colegio o de una universidad.

Las actividades serán evaluadas (aunque no sean calificadas) tal como se indica en cada una de ellas. Como regla general, el trabajo realizado será recogido de vuelta a clases, atendiendo a las particularidades y posibilidades de cada familia. Sobre todo en los cursos inferiores, se considerará siempre la posibilidad de que un niño no haya hecho algo simplemente porque no pudo. En los cursos superiores, en cambio, se enfatizará la responsabilidad de cada alumno respecto de su propio aprendizaje.

 

Deseándoles lo mejor a todos ustedes y encomendando a sus familias, quedamos a su disposición para todo tipo de dudas o comentarios,

 

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