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Agosto 2019

Regresamos de las vacaciones con el alma descansada para volver a las importantes tareas cotidianas. Esa tranquilidad del orden diario nos da paz y nos permite ir, cada día, presentando a Dios nuestras obras, como hacemos con el ofrecimiento de obras por las mañanas en las clases, en la confianza de que no hay nada pequeño si el amor con que lo hacemos es grande.

Este mes, está presidido por la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los cielos, que celebraremos el día quince. Esta fiesta es de vital importancia para cualquier educador ya que en ella vemos cuál es el destino de la humanidad redimida por Cristo. En efecto, María, por especial designio de la misericordia de Dios, participa ya plenamente del fruto de la redención y nos anuncia que cada alumno del colegio, con su nombre y apellidos, con su historia personal, con su inteligencia particular, tiene un destino, que es un destino glorioso. Dios lo ha creado para ello y la educación es para que, con la gracia de Dios, todos podamos llegar a estar junto con María en el cielo.

Vivimos otras dos celebraciones que, siendo distintas, manifiestan una providencial continuidad; el decimonoveno aniversario del fallecimiento del fundador del colegio, don Alberto Vial A., y la llegada de los sacerdotes de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón al colegio, hace diez años.

En los planes de Dios se han unido el carisma del colegio con el carisma de la Hermandad, para ofrecer la educación católica en la línea de la infancia espiritual que se aprende de la Sagrada Familia y de Santa Teresita del Niño Jesús. Se vive en la misericordia de Dios manifestada en el Corazón de Cristo Jesús y en la devoción tierna y entrañable a la Madre de Dios, alimentada en la fidelidad indiscutible al Papa y al magisterio de la Iglesia, y que produce una invencible esperanza en el triunfo del amor redentor de Cristo resucitado sobre todo mal y pecado.

¡Cuántos frutos de misericordia! ¡Cuántos alumnos y profesores caminando, en medio de nuestras debilidades, pero con la confianza puesta en las promesas del Señor! Y al mismo tiempo ¡cuánto dolor por cada uno de aquellos a los que no conseguimos maravillar por el amor y la fidelidad a la verdad que intentamos mostrar en cada cosa que hacemos!

Invitamos a todo el colegio a vivir las celebraciones de estas fechas para que, formando la familia del Colegio San Francisco de Asís, vayamos entrando en el descanso de la Verdad contemplada, conocida y gustada.

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