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Julio 2019

Después de celebrar la fiesta del Corpus y de renovar nuestra consagración al Corazón de Jesús, entramos en el mes de las vacaciones. Queremos ayudar a comprender, siguiendo nuestra línea educativa, el profundo significado que tienen que tener las vacaciones.

El salmo 45 nos dice “vacate et videtequoniam ego sum Deus”, esto es, “vacacionad, deteneos y ved que yo soy Dios”, invitándonos a caer en la cuenta del principio y fundamento de nuestra vida, hemos sido hechos para Dios y descansaremos solo en Él. Es, además, una invitación a recordar que las vacaciones no son una instancia para no hacer nada, sino que son un cambio de actividad donde se descansa de las ocupaciones habituales y se busca la perfección del alma en cosas y ocupaciones que la agitada vida diaria muchas veces impide. Queremos recordar aquellas palabras del Papa Benedicto XVI: “Las vacaciones brindan también la oportunidad para estar más tiempo con los familiares, para reunirse con parientes y amigos, es decir, para fomentar más los contactos humanos (…). El tiempo de vacaciones es para muchos una magnífica ocasión para encuentros culturales, para largos momentos de oración y contemplación en contacto con la naturaleza o en monasterios y centros religiosos. Al disponer de más tiempo libre, nos podemos dedicar con mayor facilidad a hablar con Dios, a meditar en la sagrada Escritura y a leer algún libro útil y formativo. Quienes experimentan este descanso del espíritu saben cuán útil es para no convertir las vacaciones en un mero entretenimiento o diversión. La fiel participación en la celebración eucarística dominical ayuda a sentirse parte viva de la comunidad eclesial, también cuando se está fuera de la propia parroquia. Dondequiera que nos encontremos, siempre necesitamos alimentarnos de la Eucaristía.”

En este mes de julio celebramos, además, a la patrona de Chile, y eso nos causa profunda alegría, ya que no sólo individualmente considerados, sino como nación tenemos tan excelsa protectora. Esta fiesta ha de recordarnos la misericordia de Dios que nos concede la ayuda de la Virgen para poder llegar a nuestra perfección individual y social.

Ojalá todas las familias puedan celebrar el 16 de julio, participando en la Santa Misa, recordando los beneficios que hemos recibido de la Virgen María y confiando en su protección sobre nosotros y sobre Chile, rogando especialmente que Ella defienda la vida y la familia en nuestro país.

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