Volver

Saludo Viernes 8 de Mayo

Queridos profesores y familias:

 

Permitan que, sin más presentaciones, les copie unas palabras de Pío XII a los recién casados, que nos pueden servir para entender el gran tesoro que tenemos con el ofrecimiento diario de nuestros actos:

 

«Tened siempre un lugar de oración en vuestro propio hogar doméstico.

 

Allí encontraréis el reposo después de las más duras jornadas, en la fidelidad a vuestras promesas y en la unión perfecta de vuestras almas: «Perseverantes unanimiter»; allá viviréis bajo la mirada de María: «cum… María matre Jesu», cuya imagen os reunirá cada noche para la oración en familia: «unanimiter in oratione». Mejor aún; toda vuestra vida personal y familiar puede resultar una oración incesante: «perseverantes unanimiter in oratione». El Apostolado de la Oración os da el medio para ello con la ofrenda de la mañana. Como la varita mágica de los cuentos de hadas, que cambia en oro todo lo que toca, esta ofrenda hecha por el cristiano en estado de gracia, y con la cual dirige a Dios todas sus obras por las grandes necesidades de la Iglesia y de las almas, puede elevar a la categoría de actos sobrenaturales de apostolado hasta las más pequeñas y modestas acciones. El aldeano con su arado, el empleado en su oficio, el comerciante en su mostrador, el ama de casa en su cocina, pueden ser, como lo hemos dicho ya, los colaboradores de Dios, que espera de ellos y cumple con ellos las humildes obras de los deberes de su estado.»

 

Que estas palabras nos hagan valorar la grandeza de nuestras pequeñas obras de cada día.

 

 

 

Padre Javier Jaurrieta G.

HNSSC

 

Publicaciones Anteriores