Volver

Saludo Sábado 23 de Mayo

Queridos profesores y familias:

“Sabiendo que la Madre de Dios les ama tanto, escuchen con atención lo que les voy a decir: Si queremos gracias y favores recurramos a María, recemos a María; pero para que Ella interceda por nosotros es necesario demostrarle nuestra verdadera devoción en tres cosas: Primera, evitar a toda costa el pecado y procurar mantenerlo alejado siempre de nosotros. Nada hay que nos pueda hacer más daño y que disguste más a Nuestra Señora y a su Santísimo Hijo, que el pecado.

(…)

La segunda condición para que nuestra devoción a la Virgen sea verdadera es imitarla en sus virtudes, especialmente en su gran caridad y en su gran pureza.

(…)

Y hay una tercera condición para que nuestra devoción a la Reina Celestial sea verdadera: demostrarle con acciones externas, pequeñas pero frecuentes, el gran amor que le tenemos. Por ejemplo: llevar siempre su medalla y besar esa imagen de la Virgen al levantarse o al acostarse. Tener su estampa en la mesa de trabajo para acordarse de Ella e invocarla. Colocar un bello cuadro de la Madre de Dios en nuestra habitación, adornar las imágenes de la Virgen en el mes de la Virgen o los sábados. Ofrecer por Ella alguna pequeña mortificación o alguna buena obra o una pequeña limosna los sábados o las fiestas marianas. Narrar a otros los favores que María Auxiliadora ha hecho a sus devotos. La genuina devoción a la Virgen es prendediza, es contagiosa. Los que la aman prenden a otros esta devoción. Repartir estampas o imágenes de Nuestra Señora, etc. Ella nos dice: “Si tú haces algo por mí: yo haré mucho por ti” (San Juan Bosco).

Recuerden siempre: en toda ocasión, en toda angustia, en toda necesidad hay que recurrir a María. Ella puede lo mismo que puede Dios, aunque lo puede de distinta manera. Dios cuando quiere algo lo hace. Y María cuando quiere algo le pide a su Hijo que es Dios, y Jesucristo que es el mejor Hijo del mundo, y que en el cielo sigue teniendo las mismas cualidades de buen hijo que tenía en la tierra, nada le niega a su Amadísima Madre. Por eso recurrir a María es señal segura de obtener todo lo que necesitamos.

Me despido con un fuerte abrazo, que Dios les bendiga y la Virgen les cuide.

 

 

Padre Josep Vives G.

HNSSC

 

Publicaciones Anteriores