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Saludo Miércoles 29 de Abril

Queridos profesores y familias:

 

Ayer fue San Luis Maria Grignon de Monfort. Un santo cuya devoción a la Virgen María ha marcado a muchísimas personas; suya es la frase que dice ”La Virgen María es el camino más fácil, más sencillo, más directo y seguro para llegar a Dios. Podríamos rescatar muchísimos textos suyos, pero hoy les traigo uno que me gusta mucho y me parece que es muy importante, el poema que abre su libro de los cánticos.

 

“Cantemos, alma, cantemos,

oigan los campos sonar

las celestes melodías,

pues todo invita a cantar.

 

Nuestro Dios que es siempre

alegre,

nos escucha desde el cielo,

se deleita en nuestros coros

y angelicales conciertos

 

Cantemos como los ángeles,

de amor divino inflamados,

junto con los elegidos,

eco a los cielos hagamos.

 

Con santo ardor noche y día

cantan grandezas de Dios,

ese canto Dios lo atiende,

cantemos pues a una voz…

 

Al cantar arden de amor,

juntos cantemos y ardamos,

si al cantar crece su fuego,

cantemos para incendiarnos.

 

Con su voz resuena el cielo,

hagamos eco a sus coros.

Que todo cante y resuene

cielos y tierra, sonoros.

 

Para cantar en los cielos,

cantemos bien, al cantar;

canta, alma predestinada,

que tu premio alcanzarás.

 

Si réprobos y mundanos

desaprueban mi cantar;

¡mejor!, que aunque no lo crean

mi triunfo no tardará.

 

Dios quiere vernos alegres,

cantar su amor y grandeza;

él triunfa en la voz sonora

y en el amor de su Iglesia.

 

Al ser feliz, quiere vernos felices

sin contratiempos:

la turbación lo echa fuera

del alma, apaga su fuego.

 

Dios hace que canten siempre

clérigos, religiosos,

que celebren sus misterios

noche y día en dulces coros

 

Halla su gloria en los cantos

que salen del corazón.

Quiere aun que en tristes voces,

se le tribute este honor.

 

Los santos del primer siglo

cantando al bien se animaban.

Al cantar cantos divinos,

en ángeles se tornaban.

 

Los inducía el Espíritu.

San Pablo les repetía: (Ef 5,19)

Canciones espirituales

canten con santa alegría.

 

¡Cuánto cantaron los santos!

Secreto es de santidad.

María hizo un lindo cántico.

Vamos con ella a cantar.

 

Con fervor cantemos juntos;

y agradaremos a Dios;

démosle gloria cantando;

cantemos gloria al Señor.

 

El cantar nos ilumina,

nos tranquiliza y alegra,

nos anima y reconforta

y a escuchar a Dios nos lleva.

 

Si se humilla el corazón,

el cantar valor nos brinda;

y aunque estemos tristes,

nos devuelve la alegría.

 

El canto, como está escrito,

al Espíritu nos abre, y su gracia.

Dios baja al alma que canta

y le da gracia abundante.

 

Cantar calma los males,

en las tareas es descanso,

y nos dispone gozosos

a emprender nuevos trabajos.

 

Cantar es secreto santo

que lejos al diablo lanza,

y vence el libertinaje

de las canciones mundanas.

 

El pecado mezcla el mundo

con sus ritmos rebuscados,

su música es una escuela

que sin ley lleva al pecado.

 

El honor a Dios debido,

con canciones reparemos

matando toda malicia

entonemos cantos nuevos.

 

Borracho, canta al beber;

y tras beber tu veneno,

vete a llorar y tomar

la misma hiel del infierno.

 

Libertino, ¿cuánto pagas,

por tan funesto cantar?

A Satanás con malicia,

tú, al cantar, honra le das.

 

Trágate, pues, el veneno

de tus funestas canciones,

un día tales placeres

serán atroces dolores.

 

Con su camuflaje el diablo,

te hace reír, mas te pierde;

inspira e incendia tus cantos,

pero en sus llamas te enciende.

 

Tomas veneno infernal

y dices que nada es malo,

pero ese doble sentido

causa y tapa tu pecado.

 

Me tildas de escrupuloso,

y yo lamento tu suerte,

con tu canción llora el cielo

y Satanás se divierte.

 

Cantantes de Baco, ¡lejos!,

¡lejos!, esbirros del diablo,

¡lejos!, cantantes de Venus,

con su malicia y engaño.

 

Cantas tu son apestoso

y su cadencia nos muestras

y porque todos te escuchen,

tú corrompes la inocencia.

 

Condénate, si lo quieres,

mundano, mas no a tu prójimo;

él te oye y aprende el crimen,

lo hace caer al infierno.

 

Cloaca de suciedades,

echa lejos la sentina

de tus canciones de amores

y tus palabras bonitas.

 

¡Valor, amigos de Dios,

contra el diablo y sus cantares!

¡Evitemos escuchar,

sus voces y dulces aires!

 

Lo excelso de las virtudes,

canta a gloria del Señor,

guárdalas en tu memoria,

vívelas de corazón.

 

Hagan vibrar los espacios

nuestros versos y canciones:

que Dios halle gloria en ellos

y el prójimo, instrucciones”.

 

Cantemos a Dios y a los grandes ideales, a la virtud y la belleza, a la familia, a la vida, al esfuerzo y al trabajo honrado. Entonemos cánticos de cielo y de bien que disipe nuestros miedos, ahuyenten nuestras tristezas, enciendan nuestros corazones y alimenten nuestra esperanza.

 

Un fuerte abrazo a todos, que Dios les bendiga y la Virgen les cuide.

 

Padre Josep Vives G.

HNSSC

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