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Saludo Miércoles 15 de Abril

Queridas familias y profesores:

Es muy hermoso ver como en los evangelios que la Iglesia proclama en las misas de estos días Jesús resucitado se va apareciendo a sus discípulos con el oficio de consolar y animar.

Hoy, por ejemplo, se toma el pasaje narrado por San Lucas 24,13. Una de las últimas frases dichas por uno de los discípulos de Emaús es: «¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las escrituras?».

Los dos discípulos, que desilusionados y llenos de tristeza ante el fracaso de la cruz caminan hacia Emaús, sólo son capaces de darse cuenta del bien que les ha hecho compartir el camino con Jesús al final de la jornada, cuando, por una gracia especial, le reconocen al partir el pan.

     «¿No ardía nuestro corazón?», muchas veces uno no se da cuenta de las gracias que está, en ese instante, recibiendo de Dios, pero cuando, al cabo del tiempo, vuelve la vista atrás, sus ojos se asombran al ver cómo el Señor le ha ido transformando, le ha sostenido, le ha protegido, le ha librado de males, le ha ayudado en innumerables ocasiones… y, como los discípulos de Emaús, puede bendecir la bondad de Dios.

Es por este motivo que quisiera invitarles a perseverar en la oración. Tengan todos los días un pequeño momento de oración en el que se detengan a escuchar la voz de Dios. Acepten la compañía de Jesús en su camino. Quizás en el momento no reconozcan su presencia ni sientan nada, pero, si un día tras otro caminan a su lado, acabarán, cuando el Señor disponga, reconociéndole y descubriendo todo el bien que Él, que es bueno, les ha hecho y, entonces, podrán decir: ¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?

Padre Josep Vives G. HNSSC

 

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