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Saludo Martes 31

Queridas familias y profesores:

 

En este tiempo se nos insiste mucho en nuestra responsabilidad de ciudadanos, en la necesidad que tenemos de cumplir protocolos, cuarentenas, recomendaciones del Minsal y de innumerables expertos. También en la educación de los hijos aparecen consejos de todo tipo, desde los que creen que el colegio debe replicarse en la casa hasta los que aprovechan para estar en casa en familia… Múltiples opiniones, consejos de todo el mundo y los padres ven, como dice el Papa (20.05.2015) que «se han multiplicado los llamados ‘expertos’, que han ocupado su papel también en los aspectos más íntimos de la educación. Sobre la vida afectiva, sobre la personalidad y el desarrollo, sobre los derechos y sus deberes, los ‘expertos’ saben todo… y así los padres corren el riesgo de auto excluirse de la vida de su hijos».

 

Desde nuestro encargo como capellanes cada día les invitamos a confiar en el Señor, abandonados a su providencia, haciendo las cosas de cada día por amor (pelando nabos por amor del Señor), teniendo nostalgia de la eucaristía y poniéndonos en manos de María. Acertando o equivocándonos en nuestras decisiones como papás «porque hay errores que sólo los padres están autorizados a hacer, porque pueden compensarlos de un modo que es imposible a ningún otro».

 

Hoy queremos seguir dándoles una palabra de aliento: «fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes, decid a los de corazón cansado: ¡Ánimo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene y os salvará» (Is 35.3).

Por eso les propongo leer el salmo de la Misa de hoy (Salmo 22): “El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes pastos me hace reposar. Me conduce a fuentes tranquilas, allí reparo mis fuerzas. Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre. Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas ante mí una mesa, a la vista de mis enemigos; perfumas mi cabeza, mi copa rebosa. Bondad y amor me acompañarán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor un sinfín de días”.

 

Un abrazo a todos, rezo mucho por ustedes, sus preocupaciones y necesidades.

 

 

 

Padre Javier Jaurrieta G.

HNSSC

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