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Saludo Martes 26 de Mayo

Queridos profesores y familias:

Seguimos explicando los dones del Espíritu Santo y hoy les ofrecemos el don de entendimiento o inteligencia.

Dice san Pablo en Primera Corintios: «Anunciamos: lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman.

Porque a nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios.»

El don de inteligencia es una luz que el Espíritu Santo concede para penetrar las verdades oscuras que la fe propone.

Lo que la fe nos hace creer simplemente, el don de inteligencia nos lo hace penetrar con más claridad y de una manera que parece hacer evidente lo que la fe enseña, aunque la oscuridad de la fe permanece siempre.

Los que tienen el cargo de instruir a otros- como los padres de familia y profesores- deben estar llenos de este don, pedirlo continuamente, guardarlo mediante la vida de gracia y la oración.

Este don ha resplandecido en los santos Padres y en los Doctores y es particularmente necesario para comprender el sentido de la Sagrada Escritura, sus figuras alegóricas y las ceremonias del culto divino.

El vicio opuesto al don de inteligencia, es la torpeza respecto de las cosas espirituales que impide gustarlas (sabiduría) y entenderlas (entendimiento o inteligencia)

A este, don corresponde la sexta bienaventuranza: «Bienaventurados los limpios de corazón» por eso entendemos mejor aquello que les pasó a los discípulos de Emaús que les hizo decir: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24. 32).

Pidamos el don de entendimiento para, como María, guardar todas las cosas y meditarlas en el silencio del corazón.

Un abrazo a todos, que Dios les bendiga y la Virgen les guarde.

Padre Javier Jaurrieta G.
HNSSC

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