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Saludo Martes 11 de Agosto

Queridos profesores y familias del colegio:

     «Para la soberbia humana resulta duro reconocer que uno por sí mismo nada es y nada tiene. Cuando alguien que ha crecido en la riqueza y de la noche a la mañana pierde su fortuna, cuando príncipes son despojados de sus tronos, cuando una dura enfermedad arranca de repente a un hombre rebosante de salud y de energía de su círculo de influencias y lo condena a la inactividad, cuando un hombre puritano que creía haber superado toda tentación, cae de improviso – en todos estos casos el conocimiento de la propia pobreza y debilidad puede llevar al borde de la desesperación. Pero quien se atreve a mirar a los ojos de la nada de su propia existencia, se verá emerger tras la peña elevada del Ser infinito y eterno. La mano poderosa, que lo ha precipitado de su supuesta altura, es lo suficientemente fuerte para enaltecerlo de nuevo, es lo suficientemente rica para devolver mil veces más de lo que le ha quitado. Si se resuelve a agarrarse a esta mano, entonces experimentará que es la mano de un padre bueno: se hará como un niño que se deja guiar dócilmente, porque el Padre conoce el camino que él no conoce. Abandonará en el Padre la preocupación por su vida, puesto que ha experimentado que no está en grado de ocuparse de sí de la manera correcta. Y experimentará siempre nueva admiración y agradecimiento, cómo ahora se le proporciona lo mejor. Así vendrá sobre él una profunda protección, seguridad y tranquilidad, una paz como nunca había conocido» (Edith Stein, «Dichosos los pobres de Espíritu», en Obras Completas V, Ed. Monte Carmelo, Burgos 2004, p. 616-617.).

Que Dios les bendiga.

Padre Javier Jaurrieta G. HNSSC

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