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Saludo Jueves 7 de Mayo

Queridos profesores y familias,

El pasado lunes empezó la novena de la Virgen de Fátima, cuya fiesta tendrá lugar el próximo miércoles trece de mayo. Para darse cuenta de la importancia de esta celebración, en la que se conmemora las apariciones de la Virgen María a tres niños portugueses, basta recordar cómo los últimos siete papas han subrayado la trascendencia de dicho acontecimiento y cómo, los cinco últimos de ellos, han visitado el santuario de Fátima, alguno, reiteradas veces.

Hace 103 años que la Virgen quiso venir a la tierra para hacer una llamada a la Iglesia y a todos los hombres: ¡vuelvan a Dios! Nuestra querida madre del cielo hizo un esfuerzo para reencender la fe, esperanza y caridad en los corazones de los hombres y pidió que se rezará para reparar el desprecio que tantos hacen a estos dones sagrados de Dios: “Señor mío Jesucristo, yo creo, espero, te adoro y te amo; y te pido perdón por los que no creen, no esperan, no te adoran y no te aman” (oración que el ángel enseñó a los pastorcitos). Sí, la Virgen vino, en primer lugar, para pedir a los hombres que le tributen a Dios el honor que a Él se le debe y a los cristianos les llamó a reparar, a unirse a Dios para consolar su corazón herido por tantas ofensas que recibe de los hombres: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los pecados, sacrilegios e indiferencias por las que Él es ofendido. Y por méritos infinitos de su Sagrado Corazón y por el Inmaculado Corazón de María, pido humildemente por la conversión de los pobres pecadores.” (oración que el ángel les enseñó a los pastorcitos). Es una llamada a ¡Amar! Amar mucho a nuestro Dios.

En segundo lugar, es una llamada a amar de verdad a los hombres. La Virgen insiste muchísimo a los niños para que recen y hagan sacrificios por la conversión de los pecadores. En la tercera aparición, el 13 de julio de 1917, la Virgen les dice: “Han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores” y en esa misma aparición les enseña una oración: “O mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, especialmente a lamas más necesitadas de tu divina misericordia”. Es una de las grandes insistencias de Fátima, Dios quiere que todos los hombres se salven y vayan al cielo, y, por eso, nos pide que ofrezcamos todas nuestras oraciones y pequeños sacrificios del día a día unidos a Jesucristo crucificado pidiendo el perdón y la conversión de los pecadores. Es realmente increíble que yo, pequeño como soy, pueda colaborar con Dios en la salvación de los hombres, pero es una de las grandes y maravillosas verdades de nuestra fe.

¡Amor a Dios, amor a los hombres! Es a lo que nos invita la Virgen “¿Quieren ofrecerse a Dios y tomar todos los sufrimientos que ella les envíe, en reparación por los pecados que tanto le ofenden y por la conversión de los pecadores?”. Es un trabajo arduo: “tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y les fortalecerá”.

Al final de esta frase de la Virgen viene otra de las grandes perlas de Fátima: “la gracia de Dios estará con ustedes”. En un momento dado, la Virgen le pregunta a Lucía: “¿Sufres mucho?” ante el asentimiento de esta la Virgen le responde: “No temas, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino seguro que te conducirá a Dios”. Ante las tribulaciones y los sufrimientos de esta vida Dios no nos abandona. Es verdad que muchas veces rezamos y rezamos y parece que no pasa nada, pero, en verdad, cuando yo vuelvo la mirada a Dios Él me envía su gracia que me sostiene para afrontar esta o aquella situación, la Virgen nos acompaña siempre, ella es para nosotros refugio y protección.

Y, finalmente, cómo no recordar esa frase terrible y a la vez maravillosa del tercer secreto: “Rusia extenderá sus errores por todo el mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia, los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, algunas naciones serán aniquiladas. Pero, al final, mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Estamos en la novena de la Virgen de Fátima que nos recuerda lo que hace 103 años la Virgen nos comunicó: un mensaje de amor a Dios y a los hombres, mensaje de conversión, mensaje de oración y penitencia, mensaje llamando a orientar nuestra vida al cielo y a combatir firmemente al demonio, mensaje de consuelo gracias a la preocupación de Dios por cada uno de nosotros, mensaje de esperanza contra toda esperanza ya que al final ¡MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ!

Preparemos a celebrar con gozo esta hermosa fiesta de la Virgen.

Un fuerte abrazo a todos, que Dios les bendiga y la Virgen les cuide.

Josep Vives Gil

HNSSC

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