Volver

Saludo Domingo 2 de Agosto

Queridos profesores y familias del colegio:

Para el saludo de este domingo les ofrezco un texto del cardenal Van Thuam al comenzar su estancia en la cárcel. Espero que nos sirva para este tiempo en que estamos presos de misterios y dificultades que no podemos enfrentar y que, sin duda, son parte de la providencia de Dios.
     “Preso por Cristo Jesús, ayer por la tarde, fiesta de la Asunción de María, fui arrestado.
     Transportado durante la noche de Saigón hasta Nhatrang, a cuatrocientos cincuenta kilómetros de distancia, en medio de dos policías, he comenzado la experiencia de una vida de prisionero.
     Tantos sentimientos confusos hay en mi cabeza: tristeza, miedo, tensión, mi corazón desgarrado por haber sido alejado de mi pueblo. Humillado recuerdo las palabras de la Sagrada Escritura: «Lo contaron entre los malhechores» (Lc 22, 37). En automóvil he atravesado mis tres diócesis: Saigón, Phanthiet, Nhatrang.
     Con tanto amor a mis fieles, pero ninguno de ellos sabe que su pastor está pasando la primera etapa de su vía crucis. Pero en este mar de extrema amargura me siento más libre que nunca. No tengo nada, ni un sólo centavo, excepto mi rosario y la compañía de Jesús y María. En el camino de cautividad he orado: «Tú eres mi Dios y mi todo».
     Jesús, ahora puedo decir como san Pablo: «Yo, Francisco, prisionero de Cristo, ego Franciscus, vinctud Jesu Guisa pro vobis» (Ef 3, 1).
     En la oscuridad de la noche, en medio de este océano de ansiedad, de pesadilla, poco a poco me despierto: «Debo afrontar la realidad». «Estoy en la cárcel».
     Si espero el momento oportuno de hacer algo verdaderamente grande, ¿cuántas veces en mi vida se me presentaron ocasiones semejantes? No, aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria». Jesús, no esperaré (para hacer cosas grandes), vivo el momento presente, colmándolo de amor.
     La línea recta está hecha de millones de pequeños puntos unidos uno a otro. También mi vida está hecha de millones de segundos y de minutos unidos uno al otro. Coloco perfectamente cada uno de los puntos y mi línea será recta. Vivo con perfección cada minuto y la vida será santa.
     El camino de la esperanza está pavimentado de pequeños pasos de esperanza. Como Tú, Jesús, que has hecho siempre lo que es agradable a tu Padre. 
     Cada minuto quiero decirte: Jesús, te amo, mi vida es siempre una «nueva y eterna alianza contigo. Cada minuto quiero cantar con toda la Iglesia: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo…”.

Padre Javier Jaurrieta G. HNSSC

Publicaciones Anteriores